Una joven prometedora (2020) de Emerald Fennell

 


Un Ángel de la Venganza del siglo veintiuno.

Hace apenas un año, más exactamente unos días antes de que la pandemia se desatase sobre el globo con eróticos resultados, el lema del Ministerio de Igualdad promovió el contundente lema Sola y borracha, quiero llegar a casa", levantando el consiguiente (y esperable) revuelo entre cierto sector más conservador de la población quienes no veían con buenos ojos la elección de palabras para decir que una mujer debería estar segura incluso en los momentos de mayor vulnerabilidad. Curiosamente el mismo revuelo ha causado la directora Emerald Fennell con su ópera prima y que tiene no pocos paralelismos con el mensaje que se nos quiere dar.

Una chica cualquiera se tambalea evidentemente en estado de embriaguez sentada en el taburete de un bar cualquiera haciendo saltar las alarmas de un hombre cualquiera que se ofrece a llevarla a casa. ¿El problema? Que el hombre cualquiera quiere llevarla a su casa para abusar de ella aprovechando la situación. ¿El otro problema? Que esa chica cualquiera no está borracha y no es precisamente cualquiera.

Que unos subgéneros como son el rape and revenge y, especialmente, de vengadores urbanos hayan pasado de ser unos géneros vilipendiados hasta el punto de llevarlos a los terrenos marginales - desterrados a los cines de sesión continua donde causarían furor entre los 70s y 80s - hasta llegar al día de hoy donde están respetados tanto por la crítica como por el público, hasta el punto de ser considerados para la temporada de premios es algo que me resulta maravilloso. Cierto es que se ha ido perdiendo la sordidez de antaño en pro de algo más recogido, pero el mensaje de sexo débil mis narices se ha consolidado hasta convertirse en un tropo de lo más contundente como podíamos ver en films como Hard Candy (2005, David Slade ) o la mucho más académica La extraña que hay en ti (2007, Neil Jodan), eso sí, sin olvidar que todavía hay hueco para gloriosos estallidos de violencia como fue el remake de I spit on your grave (2010,Steven R. Monroe), de la cual esta Una joven prometedora toma no pocos elementos - el final, sin entrar en detalles, es algo que podíamos ver de manera incluso más gráfica - pero llevándose el discurso al mundo actual donde las redes sociales, el caos personal y la violencia psicológica son los auténticos protagonistas/desencadenantes de la acción, haciendo que la ópera prima de Emerald Fennell se sitúe en un camino intermedio entre las cintas anteriormente mentadas y que por suerte en ningún momento olvida en ningún momento de dónde viene.

Por otro lado encontramos a un plantel de actores que, si bien están adecuados en sus roles - Alison Brie es una actriz portentosa echen lo que le echen -, estos quedan reducidos a la mínima expresión cuando les pasa por encima esa locomotora viviente que es Carey Mulligan (An Education) quien es capaz de terraformar la película para hacerla suya. Hay una escena en el principio donde se masca literalmente la tensión y que marca el tono de lo que serán sus 114 minutos ¡y la escena es solamente es ella mirando a un grupo de gente a ritmo de Toxic! Me gusta sobre todo cómo se remarca su trauma/culpabilidad, pasando por los estratos del duelo en cada acto quedando reforzado que cada paso que da, por incomprensible que parezca, está sustentado con una convicción férrea que la alejan un poco de la típica vengadora de estas películas. Lo dicho, impecable.

Destacar las intervenciones - casi cameos de Molly Shannon Adam Brody y Christopher Mintz-Plasse quienes pese a tener pocos minutos en pantalla consiguen hacer que algo se nos mueva por dentro, ya sea esto ira, risión o tristeza. Destacaría otro actor pero como ni sale mencionado en los créditos mejor no digo nada.

Aunque no sea tan rompedora como pretende ser, además que su historia tiene ciertos puntos ciegos que no terminan de explicarse, el trabajo tanto en la dirección como en el guion de Fennell y sobre todo la interpretación de Mulligan consigue hacer de esta película una imprescindible de la temporada


Alberto F. Peláez

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