Como reza la infame y pegadiza canción de Becky G, existe una filia bastante evidente entre chicas jóvenes que mantienen relaciones con hombres maduros. A partir de aquí pueden surgir varias reflexiones sobre el porqué de estos casos. Este tema es el punto de partida de la obra de la compañía La CasaArbol Teatro, que pone sobre la mesa la psicología de unos personajes y sus relaciones de dependencia con parejas de mayor edad, todo ello abordado desde una comedia al estilo sitcom, con diálogos ágiles y un buen timing interpretativo que tiende al absurdo.
Lorena Cervantes escribe y dirige esta obra en la que nos presenta a dos veinteañeras en un punto de maduración indeterminado, obligadas a dar un paso para intentar encontrar sus propios caminos, tanto en lo laboral como en lo sentimental. Andrea y Noemí son amigas desde el colegio y ahora comparten piso. Son dos polos completamente opuestos: mientras una es aparentemente madura y reflexiva, la otra es impulsiva y extrovertida. Noemí siempre ha tenido novios mucho mayores que ella, y Andrea no deja de atacarla con sarcasmo, intentando rastrear un trauma o una patología en su amiga, cuando en realidad debería estar más preocupada por sus propios problemas: su aislamiento social o la constante insatisfacción de un trabajo creativo.
Como tantas obras de ficción, "A mí me gustan mayores" se sirve de un evento —en este caso, una nevada que recuerda a la Filomena— para encerrar en un apartamento a las dos compañeras de piso y a su vecina, obligándolos a enfrentarse y a verbalizar problemas que, de otro modo, callarían.
"A mí me gustan mayores" se representa en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara, adaptando su propuesta a un espacio que acerca muy bien la obra a los espectadores, quienes se sienten próximos a ellas y pueden empatizar con las tres protagonistas de tú a tú. El montaje genera una complicidad entre lo cute, lo friki y lo divertido.
El espectáculo está protagonizado por Nerea Villar, Berta Álvaro y Paula Martínez Sanz/Paula Hidalgo, que encarnan el alfa y el omega de la propuesta de Cervantes. Se trata de un casting muy acertado, con una gran vis cómica, que no solo aprovecha las líneas con más punch, sino que también busca la fisicidad en escena, interpela al público y lanza chistes llenos de referencias pop. Todo esto convierte la obra en una propuesta que podría catalogarse como muy nerd, con guiños a Harry Potter, Tolkien o Jay y Bob el Silencioso, además de numerosas conversaciones en torno al sexo que siempre funcionan muy bien.
En realidad, esta búsqueda de la pareja y del amor platónico no pretende afirmar las filias románticas de las chicas jóvenes, sino enfatizar conceptos más amplios como la amistad, el entendimiento y el paso hacia la vida adulta. Las tres están en un proceso y, juntas, serán mejores y madurarán hasta encontrar lo que verdaderamente las une. Una bonita historia para quienes habéis tenido compañeros de piso, os habéis tirado de los pelos con ellos, reído y llorado, compartido nevera y confidencias con la persona que en ese momento de vuestra vida es la más importante del mundo.
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