Adiós Gordard, adiós al lenguaje

 


La noticia de la mañana era contundente:

Godard ha muerto.

En la actualidad lo catalogan de maestro sin conocer su filmografía; siempre indisciplinado, siempre rebelde, siempre libre. Lejos de todo lo que se consideraba mundano en el séptimo arte.

El último de la generación en subirse al carro de la Nouvelle Vague, Jean- Luc el cinéfilo, el periodista, el crítico. Reivindicando las películas del mainstream americano; proyectando su amor desde su primer coloquio en un cineclub hasta la última de sus obras. Cinefilia.

La mirada de Anna Karina, amante y musa. Un binomio que creó una afiliación a la no-narrativa, a la rima visual, en una propuesta que se convirtió en eslogan cinematográfico. Mayo del 68 y Cannes le pusieron en el mapa, y la sintaxis nunca sería la misma.
La evolución lo llevo al cine político, a la reivindicación artística, al presidente Mao y al Marxismo.
La salida del digital le hizo disfrutar del poder del píxel, del ensayo, de la suciedad además de la reflexión.
Siempre fue el más moderno indistintamente de su edad o de como estuviera el mundo. Sus citas son las más relevantes de la historia del cine. Miranda límpida, voz reflexiva, pasos seguros, búsquedas inabarcables.
Adiós a Godard, adiós al lenguaje.

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