Vamos a empezar con una obviedad. En España, un actor de garantías se puede considerar, tanto por rendimiento en taquilla como en calidad de interpretativa, a Luis Tosar.
Su talento se caracteriza por su empatía con el espectador, su gusto para elegir una buena historia y lo más importante: no repetir fórmula.
A pesar de todo esto, no tiene halo de estrella. Su máscara de actor en cada personaje le hace diferente, siempre colocando algo de él mismo. Distinto pero reconocible. Eso es una de las claves de su éxito y la película que nos atañe es un vivo ejemplo de ello.
Código Emperador abre el Festival de Málaga de este año, en un momento donde la cinematografía patria intenta recuperarse tras los problemas con la crisis sanitaria (y bélica). En este caso, jugando con un thriller político cercano a Ray Donovan, con grandes dosis de verdad y una naturalidad lejos de lo que nos tiene acostumbrado la cinematografía estadounidense. Una propuesta sólida que nos quiere hacer pensar en quien mueven los hilos en este país.
Tosar interpreta a un espía que durante el transcurso de la película tiene una misión principal y varias secundarias. El pilar central le llevará a tener una doble vida al intentar descubrir los trapos sucios de un político en decadencia a la vez que se enamora de su confidente. Puede no parecer muy original, pero Jorge Coira y el guionista Jorge Guerricaechevarría se encargan de buscar el punto de vista perfecto para no parecer una imitación de algo que ya conocemos.
Completan el reparto una cuota de actores de Netflix y la revelación de la cinta: Miguel Rellán. El veterano intérprete resulta la contrapartida perfecta al protagonista. Siendo el jefe, un militar condecorado que sólo piensa en el bien mayor y que ve la vida con cierta ironía. Esto hace que nos regale unas grandes escenas que brillan por el carisma del actor y el humor que emana de cada línea de diálogo de su personaje. Un hecho que puede parecer simple, pero no lo es en absoluto.
Resumiendo, Código emperador es una película que cumple y deja satisfecho al espectador. Una tramas interesantes que se desarrollan con naturalidad y que nos llevan a algunas escenas muy potentes sin buscar espectaculares momentos de acción. Esto no es Hollywood ni pretende serlo. La propuesta y las intenciones llegan a buen puerto sin grandes sorpresas pero con la sensación de producto bien acabado. Una película recomendable, que se ve de un tirón. Tiene a Tosar como reclamo... y no lo olvidéis, está basado en hechos reales.
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