Tenet (2020) de Christopher Nolan

 

Tenet tiene unos elementos que la convierten en una cinta que justifica por sí misma la vuelta a las salas. Primero por ser el regreso de Christopher Nolan a la silla de dirección tras Dunkerque y segundo por ser el primer blockbuster hollywoodiense en no tener "miedo" a la actual situación sanitaria.

Por todo ello, la película se puede considerar un fenómo, una propuesta muy ambiciosa (como toda la filmografía del director inglés) y que además entronca con su primera película de estudio Memento

El público la ha recibido con los brazos abiertos y el éxito de su recepción nos da muestras de que el cine sigue muy vivo. ¡Menos mal!



El cine de Nolan es muy reconocible. Se caracteriza por unas cualidades que se representan en todas sus historias (algunas de manera más obvias que otras). Aunque si lo pensamos un poco, quizás, la principal y más definitoria sea el tratamiento del tiempo. 

El tiempo le sirve no solo como vehículo para contar el relato, sino como parte esencial de la propia historia. Y eso marca la estructura y el ritmo de las escenas, disruptivas y elípticas. Siendo esto un elemento marca de la casa en producciones tan diferentes como Batman Begins o Interstellar. Creando en el espectador un puzzle mental que se va construyendo a lo largo de los minutos. Exigiendo un esfuerzo de interpretación por su parte que al final se verá recompensado. 

Por lo tanto, en Tenet nos encontramos con este elemento no solo como base gramatical sino como protagonista del propio guion. Porque realmente, ¿de qué va Tenet?

Pues ni más ni menos que un juego de espías con conspiraciones para destruir el mundo gracias a una nueva herramienta que no es otra que el tiempo del que tanto hablamos. Mediante unos avances en el futuro, llega a nuestras manos la posibilidad de invertir la entropía de ciertos objetos (en vez de ir de atrás hacia delante van al revés). Un punto de partida que se va enrrevesando hasta más no poder. Convirtiéndo la cinta en un espectáculo complejo y vibrante de ciencia ficción que te deja con ganas de un segundo visionado para atar todos los cabos.

 

Y aunque parezca que estamos hablando de cine de auteur no se debe olvidar de que estamos ante un producto de Hollywood. Un entretenimiento puro de acción con elementos muy grandilocuentes con sets pieces que son cada vez más espectaculares hasta el puto de que la conversación más anodina tiene lugar en un paraje fastuoso.

 

Por lo tanto, Tenet nos ofrece un espectaculo visual e intelectual de altura que hará disfrutar al mismo público que aplaudió Origen. Aunque ahí está el pero. Sigue un esquema demasiado usado por el realizador sin aportar nada nuevo a su carrera, en lo que parece un paso en falso tras esa gran evolución hacia el cine bélico con Dunkerque. Sin embargo, esto no quita que sea una película muy disfrutable, con muchas capas y no solo una escusa por vender palomitas. Es algo a lo que Hollywood no nos tiene acostumbrados desgraciadamente.

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