Glass (2019) de M. Night Shyamalan



El amigo Shyamalan lleva años  luchando por construir su trilogía del héroe, que arrancó con la cinta (ya de culto) El protegido. Ya formando parte del sistema de estudios de Hollywood, tuvo problemas para levantar un proyecto difícil de catalogar y cuya primera parte no había sido un éxito de taquilla. Su status fue mermando con los años así que no tuvo más remedio que aparcar sus secuelas indefinifamente y buscar un nuevo lugar al margen de la industria.
El hecho de que Múltiple fuera una continuación oculta de El proteguido demostró hasta que punto Shyamalan no había olvidado su creación y como estaba dispuesto a volver a ese universo.
No fue hasta este año cuando ha podido ponerle el broche a su particular visión de los justicieros. Renunciando a un nivel de producción al que ya no aspira por su actual condición de cineasta outsider pero con el que ha conseguido sorprender a propios y extraños con una propuesta formal bastante novedosa.

Los pilares de la película se apoyan en los tres roles protagonistas, quienes poseen un tratamiento visual, y psicológico de mucho interés. Todo bajo el amparo de una premisa tan potente como sencilla: Confinar a Don Cristal, David Dunn y a La horda bajo el mismo techo.  
Recluídos en una institución psiquiátrica, se ven manipulados por la doctora Staple, que en una serie de sesiones intenta dominar a cada uno de ellos. Manipulandolos a partir de sus puntos débiles.
A nivel de dirección, la puesta en escena de Shyamalan denota una gran agudeza intelectual, buscando recovecos nunca mostrados en el cine comercial. Jugando con aspectos psicológicos muy interesantes. Todo esto hace que no sea una película fácil de catalogar. Sobre todo con este mercado copado por adaptaciones de comics de Marvel y DC. Es ahí donde Glass se podría encontrar como una rara avis en el género de superhéroes, de la que habría que tomar buena nota (si no queremos repetir formulas una y otra vez).

Un aspecto a destacar, es que nunca un filme de estas características ha sido tan consciente de su propio género. Siendo el noveno arte la razón de ser de los personajes, aportando hasta cierto punto, verosimilitud con el mundo donde vivimos.


Si en El protegido y Múltiple se realiza un estudio sobre como entre la masas se encuentran personas especiales. En Glass se centran en eliminar el concepto de superhéroe, jugando con la mentalidad de los protagonistas en una narración que va a la contra de sus anteriores cintas. La doctora intenta racionalizar el comic como inspiración-aspiración y la ficción como opio para el pueblo. No hay personas diferentes a los demás, todos somos una masa. Nadie destaca. No hay héroes.

Y como toda buena cinta del director hindú, el final no será lo que esperas. Dejando abiertas diferentes capas de lecturas, con el final o el principio de un nuevo universo.

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