El auge de las series es un hecho. Hay de todo tipo; comedias de situación, terror, space opera e incluso documentales (lo que nos interesa hoy). El propio formato ayuda a poder desarrollar de manera más orgánica los hechos que se cuentan. Gracias a un ritmo que sería impensable en su homónimo cinematográfico.
Por eso no sorprende que haya una gran oferta en este ámbito. Catálogos que están encontrando un público objetivo que se pensaba que ni existía. ¡Menudo error!
De esta guisa, se ha estrenado en Movistar una serie documental de cuatro episodios sobre uno de los grupos de rap más relevantes de la historia de la música bajo el titulo Wu-Tang Clan. Revolución hip hop.
El director y periodista Sacha Jenkins realiza para Showtime un trabajo muy interesante, no solo de narración, si no de emoción. Sacando auténtico jugo a sus entrevistados para descubrir historias y anécdotas sobre la banda donde todo no es éxito comercial.
El documental es una excusa para pintar un fresco sobre el sueño americano, Staten Island, los hogares de protección oficial, la delincuencia, las drogas y el éxito. Y sustentado por la idiosincrasia del Clan: la amistad, la religión, los versos y como no, las artes marciales.
El documental se vehicula sobre una reunión ante un gran teatro donde los protagonistas (en su madurez actual) verán imágenes de sus versiones de entonces. Reflexionan y comentan anécdotas como la forma en que se originó la banda, su gira con Rage Against the Machine o la creación de sus grandes hits. Apoyado por un montaje de imagen y sonido soberbio, donde el espectador viajará entre rimas, bombos y cajas.
En la actualidad nos encontramos con un gran número de documentales serializados y las plataformas han encontrado un filón en ellas. La música y los mitos son fuentes de interés para un amplio público y aunque el fenómeno Wu-Tang no tuvo mucha repercusión en España, es una historia universal y que contiene muchos valores de gran interés para cualquier tipo de público. Porque te guste o no el rap, los versos de este colectivos tienen un mensaje que trasciende idiomas, razas y países, por que la W somos todos.
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