Paco Cabezas vuelva a rodar en España. Eso ya es una buena noticia. Quizás lo que no es tan sorprendente es que regrese a su Sevilla natal. El cineasta, a pesar de que había hecho las maletas, nunca a olvidados sus raíces. Y eso es muy bueno para nuestra cinematografía. Otro caso similar, es la reciente película de Alejandro Amenábar.
Tras haber explorado las variantes del terror (The Strain), la ciencia ficción (Dirk Gently's Holistic Detective Agency) e incluso las cintas de artes marciales (Into the Badlands); Cabezas se interna en una historia tan universal como es la venganza. Un tema que nos ha regalado grandes películas y que seguirá siendo caldo de cultivo para futuras historias.
Adiós gira en torno a Juan, quien vive una situación límite después de ver como han matado a su hija en un accidente de coche que atentaba contra su propia vida. Tendrá que violar la condicional y hacer acopio de todas sus fuerzas para conseguir resolver el rompecabezas y descubrir quien esta detrás de todo. El mundo donde vive es un infierno y esa Sevilla neo-noir es un marco asfixiante para los personajes, sobre todo para los que viven al margen de la ley con una sociedad que les ha dado la espalda. Personas dignas que luchan día a día por sobrevivir de la única manera posible. ¿Denuncia social? Claro.
Estamos ante una cruda historia en la que sus personajes entran en una espiral de malas elecciones que le llevarán hasta el limite. Descubriendo una evolución de personajes bastante interesante. Y no solo en los protagonistas.
Juntos con los roles principales interpretados por Mario Casas y Natalia de Molina, nos encontramos con unos secundarios muy ricos en matices, que son la contra partida perfecta a los protagonistas. Se podría decir que es el otro bando, el de la justicia. Quienes realmente tienen que resolver el caso.
Gracias a Ruth Díaz y Carlos Bardem, descubrimos detalles importantes de la trama que harán que sus personajes evolucionen y que nos muestran que la realidad es dificil también para los agentes de la ley.
Un de los grandes valores de la película es su puesta en escena. Buen tratamiento de personajes con buenos recursos técnicos con escenas de acción bien rodadas que entremezclan acción caótica con pausada poética. Esos momentos virtuosos son los favoritos de Cabezas, que usa la iconográfica lorquiana junto con la música de Zeltia Montes para transmitir los sentimientos del personaje de Mario Casas. Una muestra más del crecimiento artístico del director de Carne de neón.
Adiós funciona de manera muy orgánica, con escenas que te provocarán un pellizco en el estómago. No es fácil de digerir por la crudeza de la historia y por eso la película cumple perfectamente su funcion.
Una propuesta interesante, solo correcta por momentos, con grandes escenas de tensión y una Sevilla que se descubre como uno de los mejores platós de España.
Esperemos que Paco Cabezas siempre vuelva a casa.
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