Motivado por una noticia que, tristemente, se ha vuelto habitual, Wada Muñoz y Jesús Sarmiento se ponen el mono de trabajo para presentarnos "La noche que lo cambió todo". Un drama que enfrenta al espectador con una agresión homófoba en pleno siglo XXI, desde un punto de vista cercano y casi documental. Se trata de un caso de injusticia social en el que dos personas son agredidas por su orientación sexual.
Las preguntas que plantea la obra son contundentes y directas, con situaciones que cualquiera ha vivido en primera persona o ha escuchado relatar a algún amigo. A pesar de incorporar momentos de cierto alivio (sobretodo protagonizados por Pablo Vélez), la historia presenta los hechos de manera impactante y sin cortapisas. El espectador permanece a una distancia emocional que provoca reflexión e impotencia ante la difícil situación. Pero la tarea del arte no es dar soluciones a los problemas de la vida, sino señalar las injusticias y hacernos cuestionar lo que se considera correcto en el mundo.
El debut de Wada Muñoz en la dirección no hace más que reafirmar su sensibilidad, dotando a sus personajes de carisma y personalidad, sin caer en clichés, y demostrando que lo que ocurre en escena es cien por cien real. Todo sin artificios ni trucos escénicos, yendo directo al núcleo de la historia, con una escenografía minimalista y sin grandes alardes de iluminación, apostando por una clave más realista.
El elenco está formado por Jesús Sarmiento (también dramaturgo), Jose Carpe, Eduardo Santos, Pablo Vélez y Miguel Morenza, quienes logran un trabajo muy revelador donde ninguno desentona. Interpretan distintos personajes, sin importar el tiempo que cada uno pase en escena, sino su valor como herramienta narrativa. No se sabe si es fruto de una dirección honesta o de un casting ideal, pero cada uno de ellos funciona a la perfección.
Ahora, en pleno mes del Orgullo, Nave 73 programa "La noche que lo cambió todo" para sacudir conciencias y arrojar un poco de luz como homenaje a todas las personas que, durante décadas, han perdido la vida por el simple hecho de ser quienes son. Una realidad dolorosa que hay que combatir con dureza y sensibilidad, como lo hace la obra de Sarmiento: dando voz a unos personajes de carne y hueso para enfrentar al espectador, desde su butaca, a una serie de preguntas que nos conduzcan hacia una sociedad mejor.
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