La épica de los infectados
Años transcurridos tras los sucesos de 28 semanas
después, el virus de la ira ha regresado y un grupo de supervivientes debe
sobrevivir en un mundo asolado por hordas de infectados.
Con esta simple trama se nos devuelve al lore creado en la primera película, y se nos insinúa una Europa aún en shock casi tres décadas después de la aparición del virus, imponiendo una brutal cuarentena a las islas de Gran Bretaña (ni media noticia nos llega aún del final de la secuela donde varios infectados llegaban a todo correr a las inmediaciones de la Torre Eiffel en la capital francesa). Bajo esta premisa Boyle aprovecha y nos presenta una historia de carácter atemporal, donde una pequeña población insular ha sobrevivido de forma casi medieval con el paso de los años, lo que le permite darle un carácter pseudo-épico que ya le acompaña el resto de la película. A ello se le une ese halo experimental del que tanto le gusta hacer gala a Boyle, que se acentúa en esos efectos poco catedráticos para el cine comercial o movimientos de cámara extremos más dignos del independiente noventero, justo de donde viene su realizador. Todo esto es facilitado por el arsenal de iPhones de última generación con los que se han filmado un alto número de secuencias de la cinta. Como sea, todo forma parte de su marca.
También forma parte de esta marca los aspectos más negativos, a mi entender, de la película, véase subtramas que se pierden con el paso de los minutos o idas y venidas de personajes que terminan mareando. Pero con todo y con el avance del metraje, 28 años después cada vez va convirtiéndose en más épica y sobre todo desmarcándose de ser una película de zombis al uso, más incluso que sus antecesoras.
Dentro de la narración me gustaría destacar un par de puntos que considero interesantes de mención, secuencias puntuales que buscan darle un punto de aire fresco a la película sin llegar a sacarte del todo, uno sería el de las incursiones humorísticas y otro las lacrimógenas. Drama considerable (con un divertidísimo Ralph Fiennes) y comedia casi de open mic que amenizan la velada entre violentas, iba a decir hordas, pero para nada, más bien violentos grupos organizados de infectados que nos deleitan también con alguna que otra secuencia gore. Obligatorio. Todo esto hasta llegar al final… Ese final… Loquísimo y abierto desenlace que no dejará indiferente a nadie y que nos deja a las puertas de una secuela, o cuarta entrega, que te haya gustado más o menos, esperarás con ansias.
En resumidas cuentas, dentro del campo comercial, es más bien subversiva, y te puede gustar más o menos, pero el fan del género y sobre todo de los zombis, agradecerá la resurrección de esta saga que promete no quedarse aquí.
Pd: Después de todo el revuelo que causó aquel infectado en el que muchos vieron a Cillian Murphy, hay que decir que ni rastro, ya no solo de él, sino de otros personajes o referencias a los anteriores filmes, algo que el fan siempre agradece y que, no sabemos será una carta bajo la manga de los productores para la continuación.
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