La bella y bestia Seydoux
Bertrand Bonello, director francés conocido por Zombi
Child, vuelve a pisar terreno fantástico tras la también fantástica,
aunque no llegó a nuestro país Coma, con una cinta cuya
protagonista, es una de las actrices más en forma en la actualidad, Léa
Seydoux.
En un futuro cercano, donde la inteligencia artificial reina, las emociones se han convertido en una amenaza. Para librarse de ellas, la joven Gabrielle decide purificar su ADN en una máquina que la sumergirá en sus vidas pasadas. Allí se reencuentra con Louis, su gran amor. Pero está abrumada por el miedo y por la sensación de que la catástrofe se avecina. Un historia ambientada en tres períodos distintos: 1910, 2014 y 2044.
Adaptando, aunque muy de manera superficial, una historia de
ni más ni menos que Henry James, nos encontramos prácticamente con dos
películas. Usando el argumento futurista como hilo conductor de la historia, Bonello
desarrolla en el pasado una primera parte bien marcada, donde destaca
sobremanera el romance y el drama que envuelve a los protagonistas, y muy en concreto
a una siempre estupenda Seydoux. Cuando avanza hasta el presente, la cinta se
vuelve mucho más interesante y su atmósfera más insana. Con reminiscencias
(argumentales, claro está) a obras también de autor como The Neon Demon,
con esa violenta competición que se da en el mundo del modelaje en la ciudad de
Los Angeles, y unos protagonistas que en esta ocasión lucen un carácter
perturbador, La Bestia se vuelve mucho más oscura y al fin hace gala de su
título. Con todo, una vez llegados los últimos minutos no podemos evitar tener
la sensación de que su duración ha sido demasiado extensa y alargada para lo
que finalmente se determinaba narrar.
Como ya ocurría con la mentada Zombi Child, Bonello le imprime al relato pretenciosidad, ya no en la realización, sino más en sus diálogos y sobre todo en la naturaleza que muestran sus personajes. Pero al igual que ocurría con la película sobre vudú, es una pretenciosidad que no molesta, o que incluso parece adecuada para apoyar en ella el relato y terminar llevando la película a buen puerto.
En resumidas cuentas, no es tan extraña como podría parecer
en un principio conociendo su premisa. Es pesimista y nostálgica, pero también
explosiva y seductora.
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