La La Land (2016) de Damien Chazelle

Vía: FilmAffinity

Melomanía: Pasión y entusiasmo por la música.

Si por algo se caracteriza el cine de Damien Chazelle es por el amor que profesa a la música (y el Jazz en particular). Un valor que utiliza para crear un híbrido entre las posibilidades narrativas que se produce de su mezcla con el cine. Si bien son medios que se complementan, el joven director es capaz de unificarlos convirtiéndolos en un todo y su último cinta  es clara muestra de ello. Un producto compacto, mezcla de añorado homenaje y modernidad plástica con Hollywood como telón de fondo. Y es que, La La Land es pura dinamita. Las canciones te conducen de una escena a otra con gran virtuosísmo y no te darás cuenta de ello hasta que salgas del cine. Probablemente días después cuando serás consciente de como no se te quitan las canciones de la cabeza porque para que este tipo de cine funcione los temas tiene que ser muuuy buenos. ¡Nosotros ya lo tenemos en el Spotify!



Sin duda, Ryan Gosling sale victorioso del reto gracias a su faceta como músico en el grupo Dead Man's Bones y que seguro le sirvió para interpretar el papel en la nueva cinta de Terrence Malick. Pero no es si no Emma Stone quien se hace con el corazón de los espectadores, con una interpretación que domina a la perfección. Una candida belleza, una emoción frágil y una comocidad ingenua en un personaje que funciona gracias a la química con su partenaire masculino. Sin duda Chazelle no se la a jugado a la hora del casting, siendo esta la tercera película en la que ambos comparten protagonismo.


Drama: Género literario caracterizado por un final trágico. 

Si bien es cierto que para que exista una historia (según Robert McKee) tiene que haber un drama, esto no es condición sine qua non en el género de musical clásico como Sombrero de copa. A pesar de la sencillez de la mayoría de las propuestas, no es si no la conjunción de la música y el baile la que marca la funcionalidad de estas obras. El relato tiene que estar siempre presente, avanzando poco a poco, paso o pasa. Las canciones se benefician de ello como vehículo perfecto para discurrir por ella, ensimismando al espectadorEl drama romántico en concreto es esencial en este tipo de género y La La Land al ser un sentido homenaje, se rige por las mismas claves: El optimismo, la delicadeza, lo ingenuo y la estética visual.



Es verdad que estas claves se rompen con el final, que parece que más que darle la vuelta al musical clásico esta jugando con las emociones del espectador, ya que después de presentarnos un romance durante tanto tiempo no puedes alejarte tanto de eso, a pesar de lo impactante que pueda resultar como último acto.


Sin duda, estamos ante la película del año, que te hará creer en el musical tanto como a nosotros, pudiendo formar desde ahora parte de nuestra lista musical de manera casi inmediata. A pesar de que sigue jugando con los mismos mecanismos que en Whiplash, la historia no es tan potente pero gracias a la ilusión de todo los elementos musicales, es imposible no caer rendido ante esta fábula y creer en el amor. Una vez más...

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