Magia a la luz de la luna (2014) de Woody Allen




1. La risa en el patio de butacas crea una comunión en el espectador que anima al público,  generando un efecto difícilmente experimentado en la comodidad de tu sala de estar frente al televisor o la pantalla de un portátil, cada vez más común. El humor es uno de los elementos más impredecibles en cualquier espectáculo que se precie. Puedes calcular meticulosamente un chiste y que no funcione en absoluto. Es algo que varía según el espectador, ya que el drama es universal pero la comedia es personal. Cuando funciona, es invaluable. Te sube la adrenalina y además te hace reflexionar, ya que un chiste requiere ser expuesto y rápidamente comprendido por el espectador, al menos en el tipo de humor de la película que estamos analizando: mordaz e inteligente.

2. Stanley tiene una visión muy particular del mundo, es cerebral y no se deja llevar por los sentimientos. Es nihilista, neurótico e ingenioso, y no cree en nada más que en su trabajo. Siempre tiene la última palabra y nada ni nadie puede cambiar su perspectiva del mundo. Durante una investigación, utilizará todas sus artimañas para desacreditar a su nueva sospechosa, la encantadora médium Sophie. ¿Es una farsante o no?


3. Los repartos no solo se ajustan a un guión sino también a una idea mercantilista de vender las películas al público masivo, esto no es el caso de Woody Allen que desde siempre ha ido por libre y ningún dictado ha coartado su creatividad y su manera de hacer las cosas. Pasando por todas las grandes majors en una etapa u otra de su carrera. En el caso que nos ocupa el reparto está encabezado por Colin Firth y Emma Stone. El primero se encuentra sin duda en el mejor momento de su carrera, premiado con un Oscar a mejor actor, encadenando trabajos tan interesantes como El topo o Condenados siempre a caballo entre Inglaterra y Estados Unidos, todo un veterano de la interpretación que sabe moverse muy bien por la comedia. Ella es una de las chicas de moda en Hollywood conocida para el gran público por películas tan diferentes como Criadas y señoras, Amazing Spiderman y Bienvenidos a Zombieland. Con rasgos gráciles y amplia sonrisa se ha ganado el cariño del espectador, pero todavía tiene que demostrar sus dotes interpretativas, aunque carisma no le falta.
El reparto lo completan Jackie Weaver, Maria Gay Harden, Eilen Atkins y Simon McBurney.


4. Un elemento importante que puede hacer que una película sea novedosa e ingeniosa, o cliché y repetitiva, es el lugar donde se desarrolla la historia. La ubicación y el tiempo en los que los personajes se desenvuelven marcan sus acciones, su forma de ser y su visión del mundo que les rodea. En este filme, la ubicación tiene un significado especial, ya que se trata de una película de época ambientada en una década muy especial para Allen: los años 20, la Era del jazz, de Scott Fitzgerald y en la Riviera francesa. Es un lienzo perfecto que el genio de Nueva York no había explorado hasta ahora, otorgándole una importancia fundamental y convirtiéndolo en un personaje más de la historia, gracias a la exquisita fotografía de Darius Khondji. Es algo en lo que Allen sentó cátedra décadas atrás con su obra maestra: Manhattan.

5. Una vez visto el largometraje, descubrimos que el título encierra la esencia de la historia y no es una elección arbitraria. La magia que se desarrolla a la luz de la luna representa el amor, algo fundamental en el cine de Allen a pesar de su imagen escéptica. Ese truco es el prestigio que nos sorprende al encontrarnos cargados de sentimientos por la persona amada. Esto puede generar equívocos si pensamos que estamos frente a una película sobre ilusionistas y estafadores (aunque también hay elementos de eso), pero la película no trata solo de eso. No es un thriller, pero tiene misterio, y cuando se revela, nos damos cuenta de que la verdadera historia reside en los personajes y la clave no está en hacer desaparecer un elefante, sino en apreciar el aroma de las flores junto a una persona que hace que nuestro corazón lata a mil por hora. Es el amor que nos transforma, el que como excéntricos pensamos que no existe, el que nos permite ver las cosas desde una perspectiva diferente, y esa, solo esa, es la verdadera magia que Woody Allen retrata en esta película, no el truco de cartas de Scoop ni el hipnotismo de La maldición del escorpión de Jade.  


6. La misma canción se repite una y otra vez. Las voces de la crítica y del público, amantes y haters por igual del cine del director neoyorquino, que siempre acuden a los mismos estribillos rimbombantes: "Está es su peor película", "Nos encontramos ante la vuelta al mejor cine de Woody Allen", "Su mejor película en décadas", "Allen en caída libre". 
Van pasando los años y si miras atento la filmografía del director de Annie Hall te das cuenta de que su carrera siempre ha sido la misma desde sus orígenes hasta ahora. Siempre se ha mantenido igual, realizando películas siempre distintas pero con su particular estilo. Existiendo casos tan variados como el falso documental Zelig, la dostoiveskiana El sueño de Casandra, el metalenguaje de Desmontando a Harry; todas ellas diferentes pero con el sello distintivo de su autor. Formando así el corpus cinematográfico de Woody Allen. 
Puede que existan obras mejor y peor resueltas pero es una filmografía única, digna de ver. Es el conjunto de ellas la que nos hace acudir año tras año a nuestra cita anual preferida. Su cine.



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