La Comedia de Terror: Una Introducción

Puede que tanto el género de terror como el de comedia sean dos de los pocos que podrían sobrevivir perfectamente a un holocausto cinematográfico. Muy difícil es mirar la cartelera y no encontrar como mínimo uno de los dos entre los productos que se te ofrecen en ella. Aunque bien es cierto que en los últimos años y cada vez con más frecuencia el género de terror, uno de los más primigenios y a tener en cuenta del séptimo arte esta sufriendo un apaleamiento masivo injustificado tanto por parte de la crítica como de las distribuidoras. 

Pero eso amigos y amigas es otro tema del que quien sabe si hablaremos algún día... De lo que si hablaremos hoy será de la fusión entre ambos, ese híbrido que si se da de forma correcta puede ofrecernos un auténtico espectáculo tirando más, eso si, a la carcajada que a los temblores. Y eso que los elementos se pueden repartir equitativamente entre los dos potenciando las virtudes del humor (en general negro) en un escenario terrorífico o ridiculizando los ingredientes tipo de una producción de terror hasta tal punto de darles gracia.




Más sangre por favor

Uno de los recursos más injertados en esta simbiosis es sin duda el gore. Llevar al límite las secuencias splatter hasta tal punto que el festín de sangre se convierta en un desfase tal en la pantalla que poco a poco la comedia se vaya apoderando de la sensación insana que puede dar, por ejemplo, una masacre con un cortador de césped. Si, lo sé, todos estáis ya pensando en Braindead (1992) y eso que yo antes de comenzar a escribir estas líneas no quería caer en el tópico y obviar el film de Peter Jackson, pero como buena obra maestra tuvo que terminar apareciendo. Otro de los ejemplos donde el gore es llevado hasta el extremo cómico es la bastante más reciente Tucker & Dale vs. Evil (2010) donde se juega con la comedia romántica y se hecha mano de los rednecks de la américa profunda. Un inteligente método para acertar en este curioso subgénero.




Clásicos pasados por el filtro de la risa

Una genial manera de llegar a todo tipo de público con una propuesta de estas características es utilizando los iconos ya conocidos por el público generalizado y llevándolos al terreno que se requiere. Utilizando por ejemplo monstruos y personajes clásicos como en la genial El Jovencito Frankenstein (1974) en la que mediante una trama y unos diálogos sensacionales se consigue dar una vuela de tuerca al destino de un personaje tan de culto como es el que creó Mary Shelley. Otro ejemplo lo hallamos en el film de revelador título La Comedia de los Terrores (1963) donde muy astutamente se contrató a varios referentes del terror de la época como gancho para nutrirse en la producción tales como Vincent Price, Peter Lorre o Boris Karloff dando de nuevo un giro con una trama y unos roles atípicos en sus carreras. 




Humor Gótico

Como afirmaba líneas atrás, la mezcla acertada de elementos de un género a otro es vital para el correcto funcionamiento de una comedia de terror. Otra de las formas en la que podemos visionarlo es incrustando personajes estereotipados pero llevados al límite para que funcionen de manera cómica. Algo así como lo que ocurría con el gore pero llevado a cabo con los personajes de la película. Adulterando las características principales de los protagonistas a si como los lugares donde residen podemos encontrarnos con perlas como Bitelchus (1988) o La Familia Addams (1991) que entrelazan la atmósfera y las localizaciones góticas y oscuras con argumentos jocosos y en ocasiones semi-infantiles, siempre construidos con elementos propios de la comedia tales como diálogos ingeniosos y un diseño de personajes tirando a lo divertido.




Acción y Aventuras

Otro de los estereotipos con los que podemos toparnos dentro del terreno de la comedia de terror es aquel que incluye de manera masiva en sus argumentos acción, aventuras e incluso a veces fantasía. Las tramas que mejor suelen funcionar en este aspecto son aquellas que tiran por lo sobrenatural, tales como apariciones del más allá o invasiones alienígenas. Tienden a funcionar bastante bien en taquilla, claro ejemplo de ello son las archiconocidas Men in Black (1997) y sus secuelas, Mars Attacks! (1996) o la más añeja Los Cazafantasmas (1984), todas ellas con un tono familiar notable.




  












Secuelas - Parodia

No siempre ocurre pero en alguna ocasión, después de que un film de terror sea exitoso a nivel comercial se busca un impacto en forma de secuela esperando una reacción jugosa del público. Muy de moda en los años ochenta los argumentos o bien continúan la historia de la primera parte o bien la re-hacen de manera más humorística. La reacción de los fans varía bastante pero en general no suelen ser aceptadas, por lo menos, como la secuela oficial del film que les precede. En este campo destacan la chusca y divertida La Matanza de Texas 2 (1986) o la nueva y desternillante revisión al universo creado por Sam Raimi con Evil Dead 2: Terrorificamente Muertos (1987). 





Comedia de Terror Cañí

Nuestro país no se ha librado de esta tendencia y ya en los ochenta (década que sirvió para probar este formato) comenzó a cruzar historias y personajes terroríficos con el humor hispano de manera más o menos acertada. Buenas noches, señor monstruo (1982) se nutrió de una idea que se llevo a cabo décadas atrás y que antes comentábamos con La Comedia de los Terrores. Utilizando personajes icónicos e incluso siendo interpretados por auténticas leyendas del género tales como Paul Naschy en su habitual rol de hombre lobo español. Más tarde, los inicios del ya cineasta de culto Álex de la Iglesia estuvieron marcados sin duda por la comedia de terror gamberra, con altas dosis de humor negro y violencia, véase Acción Mutante (1993) o El Día de la Bestia (1995) aunque tampoco se ha desviado demasiado de estas pautas hasta la actualidad. Como último referente citar a Álvaro Sáinz de Heredia que se alimentaba de repartos ampliamente conocidos, rostros fáciles de identificar en la España de la época ya que sus intervenciones humorísticas en televisión estaban a la orden del día. De estas uniones salió Aquí huele a muerto... (¡pues yo no he sido!) (1990) con el famoso dúo de comediantes Martes y Trece o la recomendabilísima Brácula. Condemor II (1997) con el Chiquito de la Calzada interpretando al vampiro más famoso de la historia.








     









Por el momento el viaje ha sido hasta aquí. Y ya saben, si alguna vez dudan sobre que visionar o no les apetece un extremo tanto terrorífico como hilarante no lo piensen más, busquen el nada despreciable mundo de la comedia de terror, al menos ya tiene algo donde elegir.

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